(The Clocks)
Agatha Christie - 1963
Sheila Webb, una joven mecanógrafa que presta sus servicios en la empresa Cavendish Secretarial Bureau, tiene que acudir al domicilio de una tal Millicent Pebmarsh para escribir al dictado unos apuntes. Su directora, la Srta. Martindale, toma el recado en que se indica que ha de ser la propia Sheila quien acuda a la casa a las tres de la tarde. Si no hallara a nadie, deberá no obstante entrar y aguardar allí. La chica así lo hace, y encuentra tras el sofá del cuarto de estar el cadáver de un hombre que ha sido apuñalado. Casi al mismo tiempo entra la dueña de la casa, Millicent, que resulta ser ciega. Sheila huye hacia la calle, despavorida, y cae en brazos del agente secreto Colin Lamb, quien se halla en la zona llevando a cabo ciertas averiguaciones.
La víctima parece ser un tal Curry, agente de seguros. Al parecer, Millicent no había contratado los servicios de Sheila, ni aguardaba a ninguna visita. Al mismo tiempo, ha sucedido algo extraño: con anterioridad había solamente dos relojes en el cuarto de estar, y ahora son cuatro más los que hay, todos ellos marcando la misma hora: las cuatro y cuarto de la tarde, en lugar de las tres que era la hora real.
NO LEÍDO --> A la espera en el librero.
Agatha Christie - 1963
Sheila Webb, una joven mecanógrafa que presta sus servicios en la empresa Cavendish Secretarial Bureau, tiene que acudir al domicilio de una tal Millicent Pebmarsh para escribir al dictado unos apuntes. Su directora, la Srta. Martindale, toma el recado en que se indica que ha de ser la propia Sheila quien acuda a la casa a las tres de la tarde. Si no hallara a nadie, deberá no obstante entrar y aguardar allí. La chica así lo hace, y encuentra tras el sofá del cuarto de estar el cadáver de un hombre que ha sido apuñalado. Casi al mismo tiempo entra la dueña de la casa, Millicent, que resulta ser ciega. Sheila huye hacia la calle, despavorida, y cae en brazos del agente secreto Colin Lamb, quien se halla en la zona llevando a cabo ciertas averiguaciones.
La víctima parece ser un tal Curry, agente de seguros. Al parecer, Millicent no había contratado los servicios de Sheila, ni aguardaba a ninguna visita. Al mismo tiempo, ha sucedido algo extraño: con anterioridad había solamente dos relojes en el cuarto de estar, y ahora son cuatro más los que hay, todos ellos marcando la misma hora: las cuatro y cuarto de la tarde, en lugar de las tres que era la hora real.
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